Y dicho y hecho se metieron todos en tropel a ver la maqueta y allí, varios de ellos muy lanzados, explicaban a los demás el mecanismo, los cultivos, que si ya no se usan los burros, donde estaba la huerta y de quién era,...en fin, una delicia escuchar a estos pequeños bañuscos. Completaron la visita subiendo a explorar las dos plantas del Museo de la mano de Puri quién palabra y objeto en mano, les animaba a dar sus explicaciones y cuerda a su curiosidad.
Ha sido una visita divertida y satisfactoria en muchos sentidos: ellos aprenden que un museo puede estar en su campo de acción con naturalidad; también que lo que ven, huelen, oyen y tocan, forma parte de su entorno gracias al trabajo y dedicación de sus abuelos y padres, y de otras personas, y que nuestro Museo cumple sus objetivos didácticos, sin duda.
Ellos le han incluido dentro de su sencillo itinerario de salida de domingo. Su pequeña decisión tiene para todos un gran significado.
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