labores dormidas
La Huerta de Penecho,
tiene una de las 18 norias históricas de Baños de la Encina. Esta huerta se conoce desde el
último cuarto del siglo XIX. Hacia 1870, y sobre antiguas tierras de calma, los
primeros propietarios la crearon para producir productos de la tierra, pero
también para su disfrute: era un auténtico vergel regado con las aguas
subterráneas de la vega, para ello construyeron una noria con canjilones de
barro. El agua fresca era sacada de las profundidades y llevada a través de una
acequia a una gran alberca. La noria giraba gracias a la “sangre” o fuerza viva
de una mula; además trajeron hortelanos murcianos para cultivar aquí. Según nos
cuenta Andrés, su abuelo, Baltasar Moreno, era el encargado o manijero de la
finca donde está la noria y tuvo tres
hijos: Bartolomé, Pedro y Antonio, que trabajaron de muleros. Pedro (padre de
Andrés) y sus hermanos labraban la tierra para las olivas. En el primer tercio del siglo XX, sobre
1930, los dueños le vendieron la huerta
a Baltasar Moreno con la condición de pagarla en 20 o 30 años… A partir de
entonces, el sitio donde está la noria, se llámó La Huerta de Penecho, curioso nombre cuyo origen está relacionado
con la agricultura y que contaremos en una próxima sección de historias
menudas, menudas historias.
Cuando llega la Guerra Civil en 1936, los dueños perdonaron
la deuda al abuelo de Andrés. Él cuidó muy bien de la huerta, y en verdad que
debió ser un magnífico jardín puesto que hoy en día así se recuerda.
También las bestias que acompañaron en estas labores están
en la memoria viva: Coronel, que era
un mulo grande y fortísimo, y muy bronco!, y Pastora, mula vieja y cansina,…también había un caballo y dos
borricos…
En la huerta existía un ordenamiento paisajístico: las
nogueras se plantaron al lado de la noria, veinte almendros alrededor de la
huerta, éstos, junto con higueras(de higos y de brevas, y de higos rubios) y
granados, eran los frutales más típicos de las huertas, y además había:
perales, naranjos, limoneros, ciruelos, un manzano junto a la alberca, albaricoque,
melocotonero, albérchigo, níspero; además de: berenjena, pimiento rojo y verde,
pepino, tomate, patatas, habicholillas (habichuelas), espinacas, acelgas,
rábanos, cebolla, cebolletas, ajos, coliflor, coles(berza , repollo), lechuga, zanahoria,
puerro, maíz, girasol, alcachofa, garbanzo, alcanciles(alcauciles), sandía,
melón, carruécano(pavo), altramuces(chorchos), calabacín, calabaza,.Ésta se
usaba una vez seca y vacía para guardar y conservar semillas; también se criaba la calabaza de
cidra, y un tipo de calabaza de cuyo interior se obtenía una esponja, para la
higiene personal(su proceso también lo contaremos aquí).El paso del tiempo hizo que los elementos mecánicos propios de la noria se vieran reforzados por la electricidad, relegando a otras labores a los animales tradicionales del trabajo en el campo: primero fueron los mulos, luego mulos y motor eléctrico, y por último y en la actualidad, motor diesel.
Cuando nos acerquemos a esta huerta, en la sala del Museo,
veremos un puesto de verduras lleno de color y la balanza de pesar…en la
realidad, este puesto sigue existiendo vendiendo los productos de esta huerta
enfrente de la panadería de la Ermita, en verano, antes de las seis de la
mañana, desde hace generaciones.
Si queréis ver cómo funciona una noria de sangre, acercaos
al Museo del Territorio los fines de semana y los festivos en horario habitual
del Museo. También os recomendamos
realizar el Geosendero de La Pizarrilla ya que en un punto de su recorrido
podréis ver in situ, una de las huertas con su noria, más antiguas del término:
la Huerta Zambrana, del siglo XVII, junto al antiguo Camino Real de Andalucía,
y por supuesto visitar la colección propia del Museo .
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